Con la descalificación del equipo de relevo 4x400m ha
finalizado hoy nuestra última participación en los Juegos Olímpicos 2012.
Los dominicanos han competido con todo lo que tienen, mucho
esfuerzo, valentía, sueños y orgullo, porque competir por un país en el que los
atletas compiten con poco o casi ningún incentivo económico no es fácil, y solo el cariño
del pueblo y los colores de la bandera les dan fuerzas para seguir y ser
mejores.
República Dominicana se retira con dos medallas, ambas en
atletismo, la presea dorada de Félix Sánchez en los 400 m vallas y la plata del
joven promesa Luguelín Santos en los 400 m lisos. Dos medallas, un oro y una plata, al igual que en Pekín, pero ambas en un deporte en el que Félix Sánchez ha sido sin duda la gran
referencia para posicionar a la República Dominicana dentro del panorama
Atlético Internacional.
Sin duda, todos nos identificamos con Félix Sánchez, lo
conocemos hace tiempo, sabemos que fue el primero en llevarnos el oro, pero
también sabemos que ha pasado momentos muy duros en su carrera y ha tenido que
soportar muy fuertes críticas. Sabemos que llevaba a estos juegos 2012 la más noble
de las motivaciones, entregar una medalla a la memoria de su abuela, y eso nos
ha hecho llorar y sentirnos más dominicanos con su victoria.
Luguelín ha sido la más grata de las sorpresas. Desde que
supimos que había ganado el mundial Junior, supimos que teníamos un
tesoro. Un chico tan joven y disciplinado, que comenzó
entrenando descalzo, y que sin haber cumplido 19 años ya nos lleva una medalla
de Plata.
En gimnasia Yamilet Peña ha hecho un papel sin precedentes.
Quedar con el 6 mejor salto, en una competición donde participaban las 90
mejores gimnastas del mundo, para una chica que va sin equipo y a cuenta
propia, y que compitió con uno de los saltos de mayor dificultad, no habría que
ser un experto para determinar por qué todo su país está volcado con ella,
orgullosos y con ganas de que siga compitiendo, de que se le respete y
sobretodo de que se incentive su valor y su esfuerzo.
El equipo de volleyball llegó a cuartos de final y demostró
que podría llegar a la final, solo hace falta trabajar con un poco más de motivación, trabajo que ya depende mucho de su entrenador, porque ellas salen a la pista a dar todo lo que tienen.
Gabriel Mercedes, quien ya fue medalla de Plata en Beijing
2008, entró a competir con molestias en la rodilla derecha, y aunque se lesionó
en pleno combate dejó todo en el tatami y siguió su combate hasta el final.
Todos los que han competido en atletismo, en judo, boxeo,
natación, tenis de mesa, todos deben sentirse más que satisfechos de cómo han
representado a su país, y deben sentir que no nos olvidamos de ellos y que
estamos orgullosos de que ellos sean nuestros representantes.
Nuestros jóvenes en los barrios y en los pueblos tienen
muchas referencias deportivas, por eso los vemos cada tarde jugando con un bate
y una bola, o en su defecto un palo y una vitilla. Si les preguntas te dirán yo
quiero ser pelotero, y si les preguntas quién es tu ídolo te dirán Samy Sosa o
Pedro Martínez, quienes son grandes deportistas y grandes referentes para la
juventud.
Ahora es el turno de que los niños quieran correr tan rápido
como Félix y como Luguelín. Que quieran hacer saltos mortales como Yamilet, que
quieran patear tanto como Gabriel Mercedes.
Es el turno de que cada niño dominicano tenga derecho de
elegir un deporte, de poder entrenarlo y que algún día pueda también cumplir un
sueño olímpico.
Esta tarea no es solamente del ministro de deportes, que ha
hecho en estos 8 años una buena gestión, lo cual queda demostrado con las 4
medallas que hemos obtenido en estos dos últimos Juegos Olímpicos.
Esta tarea no es solamente del presidente, que decreta
reconocer a sus atletas con méritos máximos como llamar al estadio Olímpico con
el nombre de nuestro más importante atleta.
Esta tarea no es solamente de los entrenadores, que cada
tarde están dando todo para motivar a sus atletas y deportistas a ser mejores y
a dar el máximo en cada entrenamiento para alcanzar sus metas.
Esta tarea es de todos los dominicanos. Todos tenemos el
deber de valorar, reconocer y apreciar a nuestros deportistas. De respetarlos,
de admirarlos y hacerlos ser reconocidos y respetados por los demás. Y es
nuestro deber conocer no solo a los que han ganado una medalla, sino a cada uno
de los que nos han representado.
Es nuestro deber enseñarles a nuestros hijos el valor del
deporte, del esfuerzo, de la disciplina. Es nuestro turno de contar estas historias, de dar más apoyo
a nuestros deportistas, de
aplaudirles y llorar con ellos sus alegrías y también sus derrotas.
Porque todos los dominicanos lloramos cuando escuchamos el
himno dominicano en Londres, y cuando vimos a Félix ganar, y luego a Luguelín.
Todos sufrimos cuando vimos a Gabriel tirado en el suelo sufriendo el dolor de
su lesión; entonces ya hemos dado el primer paso.
Ahora es el momento de que el mundo conozca nuestra historia
deportiva, que apenas se ha empezado escribir. Porque quien sabe si mañana
nuestros hijos, sobrinos, vecinos o nietos nos hacen llorar también de la
emoción haciendo sonar nuestro himno.